«Hay tanta discriminación en Bolivia que aunque el país avance, si manda un indígena no lo pueden soportar»
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Entrevista a Iván Sanjinés, cineasta y director del Centro de Formación y Realización Cinematográfica de Bolivia
«Bolivia teniendo un Gobierno indígena creció de una manera importante en el ámbito económico y con una mejora social general, pero la discriminación es tan fuerte que no importa», lamenta el cineasta Iván Sanjinés
«Hemos acompañado el proceso político de Bolivia, el crecimiento del movimiento indígena, la llegada al poder de Evo Morales y durante el golpe de Estado de 2019, hemos sido el único espacio alternativo que quedó en Bolivia, porque todo quedó interrumpido», señala Sanjinés, a este periódico durante su visita a Euskadi como protagonista de una serie de conferencias sobre medios de comunicación alternativos que han tenido lugar en la Universidad de Mondragón, en Bilbao.
¿Qué tipo de dificultades conlleva el hecho de informar de una forma independiente sobre este tipo de temáticas?
Hemos tenido problemas desde un principio. Comenzamos realizando una labor interna de preparación y formación y a partir del 2006 cuando hubo la Asamblea Constituyente donde el papel de la comunicación indígena fue fundamental para el empoderamiento de la propuesta indígena de Constitución, que es la base de la nueva Constitución política, fuimos expandiendo nuestras producciones. No ha sido fácil, sobre todo en la época anterior a Evo Morales hubo muchas dificultades. Trabajar en la comunicación es un hecho político. Más allá del contenido, el solo hecho de que los pueblos indígenas estén haciendo comunicación o estén presentes en los medios o estén incluso en la televisión, ya es política. Desde 2001 empezamos con programas indígenas en la televisión nacional. No había imágenes de indígenas en la televisión y eso que en Bolivia la mayor parte de la población es indígena. Ha habido muchos problemas y presiones para que eso no continúe y fracasemos. Los pueblos indígenas han sufrido masacres y muchas faltas de respeto a su comunidad y a su bandera.
«Más allá del contenido, el solo hecho de que los pueblos indígenas estén haciendo comunicación o estén presentes en los medios o estén incluso en la televisión, ya es política»
¿Cómo logran financiar sus proyectos?
Gracias en parte a las alianzas estratégicas que se han conseguido desarrollar. En el País Vasco la alianza con la ONG Mugarik Gabe ha sido fundamental en todos estos años. Llevamos mucho tiempo en esa alianza que no es solo financiera. La comunicación te oprime o te libera y avanzamos en eso desde distintas posibilidades y con creatividad. Hay parte de la sociedad y sobre todo las nuevas generaciones que no han sido formadas desde la visión de la integración de distintas culturas y su respeto. Por eso hacemos este trabajo de insistir en las visiones que existen y que todas son válidas. Ninguna está o debe estar encima de otra, pero hay mucha gente a la que no le interesa y quieren continuar que Bolivia es un feudo que ellos hacen y deshacen.
En la parte financiera está Mugarik Gabe, están las alianzas, pero también está la decisión interna de organizaciones, de apostar por aquello, de poner de su parte, de realizar coproducciones solidarias. A la hora de hacer una película, sería imposible pensar en hacerla como los cineastas. En Bolivia no hay directores, se trabaja parecido en cuanto a la técnica, pero son guiones colectivos, son películas que representan el pensamiento y la voz de comunidades y de culturas. Tú no puedes creer que es tu película, es de la comunidad. No hay directores, hay equipos responsables. Se ganan festivales, pero no es nuestra finalidad. Nuestro objetivo es servir para que esa historia que fue negada y perseguida sea contada.
Han logrado que comunidades indígenas participen en medios de comunicación y en el cine, pero a la vez comenta que las nuevas generaciones no entienden bien el respeto hacia estas comunidades. ¿Cómo es posible?
Son siglos de una visión, de una forma de pensamiento que está también en las instituciones. Hay una estructura colonial que se mantiene. El Estado se llama estado plurinacional, pero esa transformación es muy difícil porque son siglos en los cuales se ha perpetuado una sola manera de hacer en la que lo que vale es la cultura occidental y europea. Entonces, no se admiten ni se respetan otras culturas aunque pertenezca a ellas la mayoría de la población. Es un contrasentido porque son culturas que han sido amenazadas, exterminadas, perseguidas y en algunos casos incluso no existen ya porque han sufrido genocidios, pero que han aportado a la humanidad principios fundamentales que la mayoría del resto de la sociedad desconoce.
«Nuestro objetivo es servir para que esa historia que fue negada y perseguida sea contada»
¿Cómo se pueden trasladar esas ideas desde los medios de comunicación y el cine?
De muchas formas. Hemos trabajado con películas, largometrajes, series de televisión, que por ejemplo hablan sobre el derecho al agua, a la naturaleza, la madre tierra y lo contamos a través de historias. No tiene por qué ser algo aburrido, a veces se confunde y se piensa que la comunicación popular es algo pesado y no. Puede ser creativo, pueden contarse historias a través de distintos medios. También hay medios informativos, portales que incluyen visiones distintas porque hay comunidades muy diferentes como son los pueblos indígenas de la Amazonía, las comunidades campesinas interculturales, las afrobolivianas, las tradicionales de las zonas altas, etc. Es un país muy variado y a través de la comunicación se puede llegar a crear un diálogo interno y proyectarlo hacia la sociedad. Los indígenas también tenemos derecho a estar en todas partes. Tenemos programas de televisión que siguen en vivo desde distintos puntos del país la agenda indígena, también ofrecemos información cultural y eso no había antes. No había presencia de este tipo de información en los medios y es un empoderamiento muy fuerte que ha ido creciendo.
¿Se están dando muchos pasos hacia adelante, pero todavía queda mucho camino por recorrer para lograr una inclusión total de los pueblos indígenas?
Claro. Llevamos más de 25 años, pero en Bolivia el contexto de los medios de comunicación es muy difícil. Hubo muchas transformaciones y ha habido muchos logros en varios campos, pero es muy difícil descolonizar, cambiar esa estructura que viene desde la creación de la República que ya viene con el cambio de la Constitución, pero que es muy compleja. La institucionalidad es muy difícil de cambiar, la sociedad también tiene un comportamiento demasiado impermeado por los medios. Tenemos una sociedad llena de medios que fomentan el machismo, la discriminación, el patriarcado, el individualismo, el consumismo, la violencia. Es mucho lo que hay que hacer y no ha habido un apoyo estatal por lo que ha costado mucho a los pueblos indígenas desarrollar eso.
«Tenemos una sociedad llena de medios que fomentan el machismo, la discriminación, el patriarcado, el individualismo, el consumismo, la violencia»
¿Cómo acepta el resto de la sociedad el empoderamiento de las comunidades indígenas?
Hay un conflicto que se ha dado con el golpe de Estado. Su origen tiene que ver con las castas de poder, que es un tema económico y de clase, pero también es un tema histórico de discriminación y racismo. El hecho de que Evo Morales llegue al poder, que la economía boliviana sea un ejemplo de avance para todo el continente e incluso en el plano internacional mucho más que países como Argentina, que son mayoritariamente blancos, no importa. Bolivia teniendo un Gobierno indígena creció de una manera importante en el ámbito económico y con una mejora social general, pero la discriminación es tan fuerte que no importa que avance el país, lo que importa es que es un indio, un indígena el que está al mando y eso no lo pueden soportar. Eso lleva a una confrontación entre lo urbano y lo rural y eso crea un revanchismo y un odio racial. Es un tema pendiente porque hay sectores que quieren mantener sus privilegios y no quieren cambios y arrastran a sectores de clase media hacia su racismo.