Un gobierno con respirador artificial
►Periódico Renacer►
La aprehensión del flamante Ministro de Salud Navajas que fue llevado desde el Ministerio de Salud hasta la sede de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC) para que un juez defina su situación jurídica, puede llegar a ser un punto de inflexión para la dictadura boliviana.
Su posterior destitución en el cargo mas importante, después del de presidente en cualquier país, deja expuesta la realidad de un gobierno que esta a la deriva y de la que las mayorías se quieren sacar de encima.
Es que los casos evidentes de corrupción que salen a la luz todos los días dan cuenta de un proceso de descomposición inocultable, en el cual para evitar ser salpicados necesitan del silencio y la complicidad de otros estamentos mas allá de los medios de comunicación que ponen en riesgo su exigua credibilidad.
Mientras en Bolivia en estos momentos como se “tiran la pelota” entre si los funcionarios involucrados, queda mas que claro que desde las altas esferas tiene que ofrecer un chivo expiatorio para no caer ellos en la volteada.
Enormes sacrificios hace la población obedeciendo a gente que se supone que los cuida, cuando por este y otros casos se sabe que los “transitorios” brillan por aprovecharse de sus cargos para sacar ventajas que los demás no tienen.
Y aquel que diga algo, hasta hace días los querían silenciar por medio de un decreto que los pondría “de pititas a la cárcel”.
Ellos mismos juraron y perjuraron que solo estaban para convocar a unas elecciones que ya no quieren. Pero lo mas grave es que perdieron la autoridad que tenían y en un momento de pandemia si el capitán de un barco esta sospechado de sacrificar a su tripulación, se sabe lo que va a pasar.
Entonces ya no son solo los abandonados y castigados empobrecidos pobladores que reclaman elecciones inmediatas, sino los llamados “pititas” que se quisieron sacar de encima a Evo Morales, los que ya no pùeden ocultar su bronca y les sacaron su respaldo.
Lo único que sostiene a este gobierno es la fuerza de las armas que si tiene y generar un pandemonium para justificar su existencia, ante un mal peor.
El problema es que pocos se arriesgan a asegurar que cualquier gobierno salido de las urnas puede ser peor que este esperpento liderada por una mujer que cuando da un mensaje al país, ya pocos le creen. Cuando se nota mucho que es una puesta en escena.