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Reunión de los tres mosqueteros

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Una simpática reunión –videoconferencia de por medio, ya que el corona virus no da tregua– ha tenido lugar hace unas horas entre tres presidentes del continente. Jeaninne Añez (primero las damas) de Bolivia, Lenin Moreno de Ecuador e Iván Duque, de Colombia, han tenido un intercambio amigable de sonrisas y piropos, además de ideas y experiencias sobre la lucha contra la pandemia en sus respectivos países. No está mal la iniciativa. ¿Cuáles podrían ser los aportes respectivos, para que luego los otros dos restantes presidentes pudieran aprovecharlos? He aquí unos cuantos, no todos, porque el espacio periodístico, siempre mezquino, no alcanzaría ni multiplicando columnas y secciones.

Empecemos por Lenin Moreno, el ecuatoriano más conocido como el Judas de América, por haber traicionado al que fuera su presidente y quien lo avalara para ser el candidato de la Alianza País, en nombre de la Revolución Ciudadana. Moreno seguramente se ahorró la penosa tarea de dar un informe de situación, habida cuenta de las terribles imágenes que han circulado por los medios de comunicación, pero con mayor detalle en redes sociales, que muestran cadáveres en las aceras de Guayaquil y familias enteras clamando por un poco de ayuda, no ya para salvar a sus deudos, sino para darles cristiana sepultura. Les habrá aconsejado a los otros presidentes que es bueno poner cientos de kilómetros de distancia entre esos lugares infectos y las narices presidenciales; o habrá recomendado, también, el uso de alguna marca de perfume si la pestilencia es inevitable. Sin duda, les habrá pasado en mensaje aparte, los cientos de discursos e informes fabricados por sus asesores, para disimular la tremenda mortandad que asola a Ecuador, mientras su gobierno distrae a la opinión pública echando toda la culpa de lo ocurrido a Rafael Correa.

Iván Duque, el colombiano, también ha debido tener su parte amena. Con certeza, ha debido aconsejar a sus pares de las buenas prácticas de los falsos positivos; es decir, de hacer desaparecer seres inocentes para luego encontrarlos vestidos de uniformes guerrilleros para mostrar las grandes victorias militares sobre los insurgentes. Y de seguro, les habrá dicho que, en casos de imposible disimulo, ahora hay la magnífica oportunidad de mostrar a los líderes sociales que casi cotidianamente manda a asesinar para asegurarse que no haya oposición en el país cafetalero, como víctimas del corona virus, que en su país a veces hace distinción con ciertos indeseables (“salvajes”, habrá corregido doña Jeaninne Añez). No ha debido hablar mucho más, pensando que en una próxima reunión de intercambio de experiencias, no debería faltar Bolsonaro de Brasil, país que es uno de los punteros en el campeonato de víctimas fatales por el Covid 19 en el continente. De seguro, se disculpó de la cita por estar sumamente ocupado preparando su autogolpe para dar paso a su añorada dictadura militar. Don Iván Duque ha debido finalizar su intervención echando la culpa de todos los males que nos aquejan a Nicolás Maduro, que sojuzga al pobre pueblo venezolano.

Jeaninne Añez, presidenta también “constitucional”, ha debido decir lo suyo. Habrá recomendado a sus pares la necesidad de nombrar como embajador de ciencia y tecnología a un pariente muy cercano, mejor si es novio de la hija, que así se mata dos pájaros de un tiro. El cargo deberá estar adornado, además, con las atribuciones de decidir qué se compra y a cuánto, sobre todo en época de veda de fiscalizaciones, porque la pandemia así lo exige. Les habrá contado que si alguna prensa fisgonea demasiado, siempre está a mano la eficaz medida de cortar el grifo de la publicidad estatal y, de no surtir efecto la dosis, no está de más seguirle los pasos al periodista que tiene en sus manos la investigación, amenazar a su familia y…. mejor no sigamos. Y habrá discrepado con sus pares, afirmando que, en realidad, todos los males de Latinoamérica se los debemos al muy indio de Evo Morales.

De tan divertida reunión, sin duda, saltarán numerosas nuevas iniciativas gubernamentales en los respectivos tres países. Habrá que señalar que no estuvo presente el D´artagnan de los tres mosqueteros citados, por estar también muy ocupado culpando a China de todos sus males y preparando su reelección para seguir viviendo gratis en la Casa Blanca, que seguirá siendo blanca a pesar de los negros que no sólo mueren por corona virus.

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