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Pueblos Originarios. Día de las Mujeres Indígenas, guardianas del territorio: «Sembraron terricidio, cosecharán rebelión»

(Resumen Latinoamericano).-

«¡Cada una debe plantear su lucha! Nosotras lo hacemos desde el cuerpo, por eso hablamos de feminismo comunitario. Ese cuerpo necesita mirarse al espejo. Ese cuerpo que es aymara, que es mapuche, aunque haya crecido (habitado) en las ciudades. El cuerpo como una construcción política, desde ese cuerpo puedes hacer la lucha, no debe ir a buscarse a los libros», sostiene Adriana Guzmán -referente del Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia- con una definición que tambalea las bases del feminismo blanco y de los gobiernos «populares».

Cada 5 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Mujer Indígena, en homenaje a Bartolina Sisa, dirigente y guerrera del pueblo aymara que luchó contra la dominación colonial del imperio español y fue brutalmente asesinada en 1782, tras liderar una sublevación en La Paz. La conmemoración tuvo origen durante el segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América, que se realizó en la ciudad boliviana de Tiahuanaco en 1983.

Una escena que recuerda a los incidentes desatados en Bolivia tras el golpe de Estado en 2019, en conjunto con otras mujeres indígenas en toda América Latina que se han posicionado políticamente desde su identidad ancestral para resistir la ola neoliberal.

Para la abogada especializada en Pueblos Originarios, Sonia Liliana Ivanoff, «el actual y gran protagonismo de las mujeres indígenas en la lucha por el territorio y el ambiente son dignos de señalar». Ivanoff rescata las «voces de las lideresas, víctimas históricas del racismo, la violencia y la discriminación aún más que los hombres, porque sufren una práctica colonial sobre sus cuerpos».

«Son luchas que emergen cada vez con más fuerza y que fueron invisibilizadas. Tras cada lucha por la reivindicación de derechos y defensa de la Madre Tierra hay mujeres que lo proclaman emergen como el espíritu de Bartolina Sisa y tantas otras mártires», celebra Ivanoff.

Las mujeres de los Pueblos Originarios construyeron una práctica propia, fundada en la recuperación de la identidad de las ancestras, frente al viejo pacto de la misoginia y el racismo.

No obstante, actualmente enfrentan una situación permanente de discriminación estructural, con falta de oportunidades laborales, dificultades geográficas, económicas y lingüísticas para acceder a los derechos básicos, escasa participación política e invisibilización de los saberes ancestrales, problemas que no siempre están en la agenda mediática y feminista.

Son, además, las guardianas de los territorios y encaran la resistencia contra los grupos políticos y económicos que han arrasado con los pueblos originarios en las últimas décadas. En la Patagonia deben enfrentarse a grandes grupos de terratenientes, proyectos extractivistas y una avanzada liberal que busca desestimarlos.

«Sus intentos genocidas no han podido silenciarnos»

Durante el 1° Parlamento de Mujeres Originarias, desarrollado el 21 y 22 de abril 2018 en Ensenada, Buenos Aires, mujeres de todas las naciones expusieron sus problemas comunes y exigieron respuestas.

«Hermanadas en nuestros dolores, enrabiadas con tanto despotismo y muerte. Nos fortalecemos reconstruyendo nuestra memoria desde la Tierra, los saberes ancestrales, nuestras cosmovisiones y culturas, nuestras identidades indígenas», manifiestan en el comunicado final del encuentro.

«Desde la invasión del Estado a nuestros territorios todos sus intentos genocidas y de exterminio no han podido aniquilarnos ni silenciarnos. Somos mujeres originarias organizadas ante el llamado de la Tierra para resguardar nuestros territorios de las siniestras políticas extractivistas que enferman nuestros cuerpos territorios, depredan nuestra naturaleza, exterminan nuestras naciones, mercantilizan nuestra cultura, cosifican nuestras cosmovisiones», agregan.

En su diagnóstico, reconocen la brutal realidad de los femicidios de mujeres indígenas y los asesinatos cometidos por empresas extractivistas contra defensoras del territorio, crímenes que todavía no tiene respuesta. Exigieron el respeto por los territorios y las prácticas culturales, el cumplimiento de las garantías legales y una justicia acorde a las problemáticas de los Pueblos Originarios. En un reclamo que continúa vigente, piden la reparación económica, territorial y cultural tras dos siglos de genocidio.

«Somos mujeres indígenas que despertamos, estamos hartas y decimos basta de genocidio sistemático, basta de criminalizar la recuperación de territorio ancestral, basta de violencia institucional, basta de racismo y xenofobia», concluye el comunicado.

Chineo y violencia sexual: practicas «culturales» del hombre blanco

El pasado año, en ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, mujeres pertenecientes a diversas naciones originarias compartieron sus experiencias en el conversatorio «Guardianas de los territorios, resistencias de mujeres indígenas ante un sistema colonial, racista y patriarcal». Fue organizado por el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, y nucleó a ocho mujeres de distintas naciones y puntos del país para problematizar los desafíos del feminismo comunitario.

Romina Naporichi, de la Nación Qom, denunció las dificultades que atraviesan aquellas mujeres que sufren violencia de género. La barrera lingüística cercena el derecho a la protección, la justicia, la salud y la educación de muchas mujeres indígenas: «Hay muchas hermanas que pasan por situaciones de violencia y no tienen como acceder al sistema. A veces el Estado está presente, pero en las situaciones de violencia está ausente. Eso lo sabemos todas», explicó Naporichi.

Otra de las expositoras puso de manifiesto la vigencia de la práctica del «chineo»: la violación en grupo a niñas indígenas por parte de hombres blancos con el fin de marcar propiedad sobre sus cuerpos. María Romero, de la Nación Charrúa, explicó la necesidad de reconocer esta violación a los Derechos Humanos, históricamente naturalizada: «Desde la usurpación de nuestros territorios, el blanco ha venido violando y ultrajando a nuestras ancestras. Se ha callado eso por muchísimos años, cada vez se va descubriendo más, a veces uno habla con otros hermanos y se da cuenta que hay cosas que eran chineo, no le ponían el nombre, no se lo reconocía.

En este sentido, en 2019 el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir lanzó la campaña #BastaDeChineo, donde visibilizaba la impunidad de una práctica considerada «cultural». «¿Sabías que todavía hoy, en Argentina, existen hombres criollos que violan, torturan y matan a niñas indígenas?», cuestionaron.

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