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Masacre de San Juan: Los mineros bolivianos que seguían al Che

(La Izquierda Diario).- La noche del 23 y la madrugada del 24 de junio, el ejército de Bolivia atacó con metrallas y dinamitas a cientos de familias mineras en Catavi.
Luego de haber festejado el solsticio de invierno alrededor de las fogatas, donde se bailó y cantó al ritmo de cuecas y wayños, cientos de familias mineras bolivianas de Catavi se retiraron a dormir a sus campamentos la noche del 23 de junio de 1967.
La entrada la madrugada del 24 de junio, un gran contingente de militares de las fracciones del regimiento Rangers y Camacho de Oruro, ordenado por el dictador René Barrientos Ortuño, atacó las viviendas, disparando desde varios puntos contra las casas y contra algunas personas que permanecían aún en las calles por el festejo. La matanza duró varias horas.

Para esas fechas, el revolucionario Ernesto «Che» Guevara se encontraba en plena guerrilla en la selva boliviana. Los mineros, al tanto del paso del médico argentino-cubano, pensaban apoyar su causa prestándose para sumarse a sus hombres dos veces por semana, tema que tratarían durante un ampliado nacional de los mineros, en el que, además, exigirían un aumento salarial y mejores condiciones laborales.
El Gobierno y las Fuerzas Armadas, informados de los preparativos del ampliado, se apresuraron en ocupar los centros mineros.
Barrientos justificó la masacre diciendo que el ejército disparó en defensa propia, y que era necesario «combatir el proceso subversivo» de los mineros en Siglo XX, dispuestos a organizar un foco guerrillero para plegarse a la gesta armada del Che Guevara.
El número de muertos, desaparecidos y heridos es incierto, pero superaría las 200 personas.
En San Juan de 1967, el dictador René Barrientos Ortuño mandó asesinar a 20 mineros de Siglo XX, torturar y desaperecer a mas de 70 dirigentes, solo por pensar políticamente diferente. La masacre quedó impune.