Los Derechos de la Madre Naturaleza y la eminente amenaza a la vida
CAMPAÑA NACIONAL MULTIMEDIA: “POR UNA BOLIVIA LIBRE DE VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES”
(APC Bolivia. Marina Movo). Si cuidarla es signo de protección, entonces pongamos el foco en los derechos de la Madre Naturaleza. No es posible hablar de la protección de la Madre Tierra si no hablamos de quienes son los causantes en dañarla, no basta que lo de protección y preservación del medio ambiente solo se quede en discursos y acuerdos de Estados.
En estos últimos tiempos se ha estado hablando de la necesidad de cuidar, proteger a la Madre Tierra para asegurar un medio ambiente sano y saludable para las futuras generaciones, cuando, en definitiva, se sigue desforestando, explotando y contaminando descontroladamente y cada vez las cifras van en aumento y la zona de bosques cada vez es más reducida. Por ejemplo, en Bolivia, según datos oficiales de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT), entre los años 2012 y 2019 se deforestaron un total de 1,8 millones de hectáreas de bosque, otros 5 millones de hectáreas en 2020, con un promedio de 231 mil hectáreas deforestadas anualmente.
Situación mucho más compleja en la Amazonia de Brasil, donde, si bien en 2022 la deforestación de esta región se desaceleró por primera vez desde 2017, tras alcanzar en 2021 un nivel alarmante que no se registraba desde hacía más de una década, las estimaciones del Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE), señalan que se destruyeron 11.568 kilómetros cuadrados de selva amazónica el último año, un área que podría albergar ocho veces a la Ciudad de México. Si bien esta cifra supone una disminución con respecto a 2021, el pronóstico continúa siendo preocupante. El INPE documentó una pérdida forestal de 489 kilómetros cuadrados en enero y febrero de 2023, y así, ejemplos como estos se puede mencionar en varios otros países.
Ante esta realidad, nos cuestionamos: ¿Acaso esto no es en la práctica una evidente violación de los derechos de la Madre Tierra?
Quizás se trata de poner fin a los discursos o a las normativas que pretenden proteger y preservar a la Madre Tierra, cuando en el fondo no se habla de quienes causan estos daños que a la larga son irreversibles para la naturaleza y la humanidad. Alrededor del mundo existen cientos de transnacionales, que, con el modelo de la industria extractivista del capitalism, están causando daños irreversibles. Vemos con impotencia como día a día no solo se amplifican las acciones de empresas transnacionales de hidrocarburos, de minería o de monocultivos industriales, sino su permanente multiplicación, incluyendo la explotación de campos mineros y de petróleo a campo abierto, contaminando cientos de bosques alrededor del mundo, en complicidad, se debe señalar, con la mayoría de los gobiernos de los Estados. Hasta la fecha no existe sanción alguna por los daños, dejando entre muchas consecuencias, el desplazamiento forzoso de una gran población de pueblos indígenas, acabando con los sitios sagrados y sobre todo con la vida misma.
Desde casi una década, considerando que los pueblos indígenas, particularmente las mujeres indígenas, somos por esencia guardianes de la naturaleza de la que somos parte y de su biodiversidad, cónclaves mundiales como la Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP), han incluido la participación de representación indígena en los mismos, aspecto al que si no se le brinda la importancia y el enfoque pertinente, no será de mayor significancia, ya que la mirada de los pueblos indígenas sobre esta problemática, siempre ha sido vista como obstáculo para los intereses estatales y transnacionales, pues permanentemente han reivindicado a la madre naturaleza como sujeto o sistema de vida y por tanto con Derechos, y han sustentado que las acciones de defensa sobre ella representan para los pueblos indígenas una cuestión de vida o muerte. Así mismo, pusieron sobre la mesa, con mayor o menor éxito, la función que el conocimiento de las mujeres indígenas tiene sobre el cumplimiento y ejercicio de los Derechos de la Madre Tierra y su aporte a la soberanía y seguridad alimentaria de las familias y comunidades. Dado que el sustento de la mayoría de pueblos indígenas en América Latina se basa en la economía de subsistencia, el cultivo de hortalizas y cereales, la caza y la pesca, los mismos que dependen en gran medida de las condiciones naturales.
Situación en Bolivia
Ante la situación planteada, en Bolivia, siguiendo los lineamientos constitucionales del Estado Plurinacional, surge la iniciativa de formulación de la Ley Nº 71, Ley de Derechos de la Madre Tierra, que reconoce los derechos de la Madre Tierra, así como las obligaciones y deberes del Estado Plurinacional y de la sociedad para garantizar el respeto de estos derechos, para el vivir bien de las generaciones presentes y futuras. Se entiende por Madre Tierra el sistema viviente dinámico conformado por la comunidad indivisible de todos los sistemas de vida y los seres vivos, interrelacionados, interdependientes y complementarios, que comparten un destino común. La Madre Tierra es considerada sagrada, desde las cosmovisiones de las naciones y pueblos indígena originario campesinos.
Por otro lado, la Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien, Ley 300, que radica fundamentalmente en la protección y garantía de los Derechos de la Madre Tierra en el ámbito administrativo y jurisdiccional, tiene por objeto establecer la visión y los fundamentos del desarrollo integral en armonía y equilibrio con la Madre Tierra para Vivir Bien, garantizando la continuidad de la capacidad de regeneración de los componentes y sistemas de vida de la Madre Tierra, recuperando y fortaleciendo los saberes locales y conocimientos ancestrales, en el marco de la complementariedad de derechos, obligaciones y deberes; así́ como los objetivos del desarrollo integral como medio para lograr el Vivir Bien, las bases para la planificación, gestión pública e inversiones y el marco institucional estratégico para su implementación.
Sin embargo, el espíritu de las leyes no va de la mano de las acciones en pro de la protección y el ejercicio de los Derechos de la Madre Tierra, los marcos legales no se han plasmado en políticas públicas ni acciones concretas, mucho menos en cambios estructurales que cuestionen los sistemas coloniales, patriarcales y capitalistas con los que aún se mueven y dependen las economías de los Estados en nuestro continente. Por lo que resulta necesario, pertinente y urgente seguir planteando la lucha frontal contra las hegemonías impositoras de estos sistemas y las estrategias de los intereses geopolíticos y de economías globales que están por encima de la vida misma, desde los pueblos indígenas, y las mujeres indígenas, continúa la resistencia frente a esas situaciones.
Rol de las mujeres frente a los Derechos de la Madre Tierra
Las consecuencias de la situación creada en torno a los Derechos de la Madre Tierra, ha establecido un escenario global de crisis climática cada vez más alarmante; donde las mujeres indígenas en particular, y sin temor a equivocarnos, somos las más afectadas, porque nuestra condición de mujeres productoras y sostenedoras de la economía de nuestras familias, se cimientan bajo las condiciones que precisamente dependen de la situación de la madre naturaleza y el ejercicio de sus Derechos. En ese sentido, así como los pueblos indígenas, somos las mujeres indígenas quienes soportamos una carga mayor de las consecuencias del cambio climático y la afectación a los Derechos de la Madre Tierra, debido a los impactos históricos y continuos del colonialismo, el racismo y la desigualdad; pero sobre todo porque somos las familias indígenas las que más dependemos de los recursos naturales para nuestra supervivencia, por lo que las acciones de vulneración hacia ella se constituyen en acciones de directa vulneración a nuestras vidas y a nuestra existencia como pueblos.
La situación de crisis en la que se ha sumergido nuestra supervivencia como pueblos y comunidades, nos desafía como mujeres indígenas a plantear cambios radicales en nuestras relaciones con los Estados en protección de la madre naturaleza, y replantearnos las diversas formas de vida en relación armónica con la misma, y sobre todo a cuestionar, desde nuestra situación de resistencia, a una cultura de prácticas extractivistas y deforestadoras propias de los sistemas coloniales, capitalistas y patriarcales a los que nos ha sumido el interés económico global y transnacional, frente a nuestras lógicas de convivencia armónica y de relación sagrada con la Madre Tierra.
Por tanto, nuestro desafío y responsabilidad debe proyectarse y centrarse en el cuestionamiento de esos sistemas estructurales dominantes y hegemónicos de poder y opresión que afectan directamente a nuestra madre naturaleza, y que resulta fundamental para su cambio, un cambio precisamente de esos sistemas, sobre la base de los marcos legales y más allá de políticas públicas y los esfuerzos aislados, que son útiles, no los vamos a negar, pero que no transforman el fondo de la problemática, para resistir el cambio o mejor dicho la crisis climática debemos de cambiar el sistema capitalista-extractivista-patriarcal, de manera urgente.
Conclusiones
En Bolivia la Madre Tierra es concebida por las naciones y comunidades indígenas como un ser vivo quien también posee derechos, esta visión ancestral ha permitido que generación a generación las familias hereden a sus descendientes tierras fértiles, un hogar y un futuro. No cabe duda que a lo largo del tiempo hasta hoy, han sido los pueblos indígenas quienes se han encargado de preservar y mantener los ciclos de vida de la naturaleza.
Es por ello que el vivir bien, significa el encuentro armonioso entre el conjunto de seres y recursos de la Madre Tierra, vivir en complementariedad, en armonía y equilibrio con la Madre Tierra y las sociedades, en equidad, solidaridad, eliminando las desigualdades y los mecanismos de dominación, vivir Bien con lo que nos rodea y Vivir Bien consigo mismo y misma.
Estamos conscientes, como mujeres indígenas, que la problemática de los Derechos de la Madre Tierra está muy fuertemente vinculada con las acciones de destrucción, deforestación y extractivismo impuesto por el sistema vinculadas, además, a las desigualdades de género, por lo que debemos entablar una lucha y resistencia fundamental frente a los paradigmas del patriarcado, la colonización y el capitalismo.
Menos discurso más acciones concretas desde los gobiernos de Estados ante la evidente violación de los Derechos de la Madre Tierra en tanto es urgente deber y obligación cuidarla y protegerla si, pero es necesario decir que hay quienes violan los derechos de la naturaleza en gran magnitud y de manera sistemática y son los principales y directos responsables.
Por: Marina Movo Marupa. Comunicadora del Pueblo Indígena Mojeño Trinitario. CAIB – Beni
Referencias:
Libro CPE
Ley Nº 71. Gaceta Oficial de Bolivia. En: http://www.gacetaoficialdebolivia.gob.bo/
Ley 300. Facetas de Estado Plurinacional de Bolivia
INPE Brasil cifras. En: https://es.statista.com/grafico/16328/deforestacion-estimada-en-la-amazonia-brasilena/
Pag. Web: Cifras ABT Bolivia. En: https://fundacionsolon.org/