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La fibra óptica soberana

La fibra óptica en estos tiempos es la gran autopista por donde viaja nuestra vida diaria completa. Por eso se considera como parte vital del stock de infraestructura de un país. Hasta 2014 según Entel, en Bolivia existían tan solo 7.200km de fibra óptica.

En noviembre de 2016 se realizó un gabinete binacional Perú-Bolivia (era tiempo que no hacíamos esas cosas con los peruanos), donde se lanzaron planes como el manejo conjunto de las aguas servidas del Titicaca, una mayor presencia boliviana en el puerto de Ilo, y el tendido de un cable de fibra óptica propio para Bolivia, pasando por territorio peruano.

Nuestra situación era precaria porque no éramos dueños de la conexión, sólo nos prestábamos el servicio desde Arica por lo que nuestra conexión estaba siempre a merced de los distribuidores de ancho de banda.

El proyecto de fibra óptica soberana implica el tendido de más de 1.000 km de un cable propio que se enlaza​ directamente con el cable submarino que llega a Lima, lo que implica una mejora sustancial al convertirnos en socios de una empresa que nos provee el acceso, en lugar de ser prestatarios de alguien que contrata el servicio.

En mayo de 2017 se lanzó la licitación para este ambicioso proyecto, iniciándose las obras en Perú el año 2018. Para entonces, la velocidad promedio del internet en Bolivia era de 1,9Mbps, lo que nos colocaba en el puesto 151 de 205 a nivel mundial, con la tercera velocidad más baja de Sudamérica.

Algo importante era también aumentar el tendido de fibra óptica a nivel nacional. De nada serviría tener un cable propio hasta el Pacífico si dentro del país había pocas posibilidades de acceder a este servicio. Por eso se ejecutó el Programa Nacional de Telecomunicaciones con Inclusión Social (PRONTIS), con lo que se construyeron 1.200 nuevas radio bases en 2017, y cerca de 700 más en 2018; se conectaron 1.700 unidades educativas a internet con tendido de casi 13.000 km de fibra óptica nueva.

Con un total de 20.430 km de fibra óptica en territorio nacional en la actualidad, Bolivia triplicó la red desde 2014. Y los otros 1.000 km de cable desde Lima tienen una particularidad adicional: son administrados directamente por Entel mediante una filial constituida en 2018 en Perú.
La filial peruana de Entel no solo administra nuestro cable al océano Pacífico. A fines de 2018 recibió la licencia de operador de telecomunicaciones en Perú, con lo que está habilitada para proveer servicios de telefonía móvil e internet en el sur peruano, un área tradicionalmente descuidada por el Estado y las grandes empresas de Perú (salvo cuando se trata de otorgar parajes mineros sin las mínimas salvaguardias ambientales y sociales, por supuesto).

En palabra simples, la empresa de los bolivianos ENTEL estaba a un paso de ser la primera transnacional pública boliviana, todo un orgullo. En 2019, YPFB y ENDE iniciaron procesos similares de internacionalización con sus negocios en Brasil y Argentina, respectivamente. Nuestras empresas públicas tenían un futuro promisorio, mientras algunos repetían como loros el cliché de que todo lo público es ineficiente.

La fibra óptica soberana no sólo beneficia a los usuarios de Entel, ya que de todo el nuevo ancho de banda, la parte que use Bolivia se vende primero en servicios a las empresas, es decir que Nuevatel, AXS, Telecel, Cotas, Comteco o Cotel pueden comprar parte de ese ancho de banda para mejorar sus servicios, Además, los servicios prestados por la filial peruana representarán ingresos directos para Entel e incluso podríamos vender servicios al otros países de Sudamérica como Paraguay, que no cuentan con buena conexión del internet. Negocio planteado por estatal ENTEL que, en teoría deben servir para financiar los bonos sociales y beneficiar a la población más vulnerable.

En junio del año pasado las autoridades de Entel anunciaban la baja de tarifas gracias al tendido de la fibra óptica soberana para los meses de septiembre a noviembre, Más Y Mejor Internet Para Bolivia.

Y bueno, ahí llegaron los pititas… a paralizar todo lo que era inversión pública (radiobases, telecentros, fibra óptica en territorio nacional), quiénes llegaron a subirse los sueldos y alquilar hoteles lujosos con la plata de Entel. Las nuevas autoridades pititas de ENTEL en su grotesca incapacidad, llegaron a decir que todo lo público era ineficiente y que Entel estaba al borde de la quiebra. Sin ningún asomo de vergüenza, Añez hoy está inaugurando esta fibra óptica con 9 meses de retraso.

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