Fallece Sebastiana Kespi, la heroína indígena del cine boliviano

(Cambio).- Sebastiana Kespi, protagonista de la película Vuelve Sebastiana (1952), falleció ayer a la edad de 77 años. La mujer chipaya era uno de los íconos del cine nacional.
Kespi sufría de la enfermedad de Alzheimer y llevaba una vida humilde en el campo, pese a las distinciones y reconocimientos que recibió durante los últimos años de su vida.
La mujer vivía en Santa Ana de Sabaya (Oruro), cerca al Sajama, donde se dedicaba al pastoreo de ovejas y al cuidado de sus nietos.
Nacida el 26 de marzo de 1942, Kespi protagonizó en su infancia el icónico filme de Jorge Ruiz y Augusto Roca Vuelve Sebastiana, considerado de alto valor antropológico por acercarse con rigor a las formas de vida, tradiciones, leyendas y rituales del milenario pueblo originario uru chipaya.
El guión de la película de 28 minutos narra la historia de una niña chipaya, Sebastiana, quien movida por su curiosidad se interna en un pueblo aymara. Su abuelo la busca hasta encontrarla y de retorno a su pueblo muere, por lo que la niña tiene que regresar sola a su población.
La película recibió diversos reconocimientos, como el Primer Premio del Festival de Cine de la Alcaldía Municipal de La Paz y el premio en el II Festival Internacional de Cine Documental y Experimental del Sodre en Montevideo, Uruguay. En 1992, el Festival de Cine de Nantes, en Francia, reconoció a Vuelve Sebastiana como el primer filme indígena hecho en Latinoamérica.
Según el historiador Luis Oporto, Vuelve Sebastiana constituye un hito del cine boliviano, pues además de visibilizar una cultura indígena, reunió a grandes personalidades: Jorge Ruiz en la realización, Luis Ramiro Beltrán en el argumento, Lalo Lafaye en la narración y Jean Vellard en el asesoramiento científico.
«Posteriormente, Sebastiana cumplió otros roles, entre ellos el de embajadora de la cultura chipaya en Francia, pero siempre retornó a su pueblo de origen, algo que mucha gente debía aprender», complementó el historiador en el suplemento cultural La Esquina del periódico Cambio, en diciembre de 2016.
Kespi fue distinguida en 2016 con el premio Gestión Cultural Gunnar Mendoza por el Ministerio de Culturas y Turismo, institución que le hizo entrega de una medalla de oro, un diploma de honor y Bs 40 mil. En la oportunidad, la mujer indígena informó que usaría el dinero en alimento para ella y su familia. La Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional le había entregado, un año antes, la Medalla al Mérito Cultural.
A inicios de 2018, el presidente Evo Morales le comprometió, a nombre del Estado, una vivienda social. En su discurso, el Jefe de Estado expresó su admiración por esa nación milenaria y resaltó el papel de Kespi porque «hizo refrescar la memoria de la población» urbana de Bolivia en esa época.
Los chipayas pertenecen al pueblo indígena ancestral de los Andes, denominados genéricamente como ‘chullpas’. Su hábitat abarcaba la región circunlacustre, comprendida por el lago Titicaca y el río Desaguadero, en la que lograron dominar la cultura hidráulica, conocidos por esa razón como la civilización de los hombres del agua. Fueron expulsados de este territorio por los aymaras, que los empujaron a la desértica e inhóspita región que actualmente habitan en la provincia Sabaya. Sorprendentemente, canalizaron las aguas del río Lauca, con el que generaron un medio ambiente apto para el cultivo de algas subacuáticas y la domesticación de la quinua amarga, base esencial de su dieta. Incursionaron posteriormente en la ganadería ovina y crianza de cerdos, con éxito.