En San Ignacio de Mojos permanece vigente la elaboración tradicional de la miel de caña en trapiche

(APC Bolivia. San Ignacio de Mojos). En la provincia Mojos, se encuentra San Ignacio, denominada y conocida como la capital folclórica del Beni, donde además de la música, la danza y la espiritualidad, permanecen vivas las prácticas tradicionales y los saberes y conocimientos de los pueblos indígenas mojeños.
En este mes de celebración de la Ichapekene Piesta mojeña, tuvimos la oportunidad de conocer a don Juan Yaca Nuni, quien nos cuenta que siguen practicando y utilizando sus propias herramientas tradicionales como es el trapiche en la elaboración de la miel de caña. Esa labor él la conoció de su padre, ya fallecido, quien le enseñó a elaborar la miel de caña, para criarlo y que no falte todo lo necesario en su familia. Ahora el sigue con el trabajo de la elaboración de la miel de caña y todos sus derivados, como reflejo del trabajo que desde siempre han utilizado los pueblos Indígenas de esta hermosa región de Bolivia.
Don Juan nos cuenta todo el proceso que significa el trabajo que se hace para la molienda de caña, cuya elaboración comprende desde el cortado de la caña hasta traer al trapiche, el molido en el trapiche, de donde se tiene que sacar 200 litros de caldo de caña para hacer cocer bien la misma, hasta que se tenga que evaporar toda el agua que contiene y quedar solamente en miel o melado, como se denomina. “De la miel sacamos varios derivados como el empanizado, la gálea, la pepa, conserva y otros derivados más”, señala muy entusiasta don Juan.
Para realizar este trabajo también nos cuenta las dificultades que se tiene, como por ejemplo la falta de agua en su comunidad, o que para realizar este trabajo se requiere como unas 6 personas para tener todo listo en la molienda, la leña lista, el trapiche bien ajustadito, para luego recién cortar la caña y sobre todo se tiene que contratar gente que sepa cortar la caña, porque aquellos que no saben cortar la planta de caña, provocan que la misma se muera: “se tiene que cortar bien para que la planta no muera y siga produciendo, en tiempo de agua no sirve cortar caña porque se muere la caña, todo tiene su tiempo”, relata don Juan.
“La miel que yo hago es para mí consumo, para mi es más fácil utilizar el trapiche de madera porque se quiebra y lo componemos, con el de fierro se gasta en combustible, en repuesto y es más mecánico, además tardar en llegar los repuestos, en cambio, el trapiche de madera es una herramienta y es una herencia que nos dejaron nuestros ancestros y así seguimos practicando la molienda con trapiche para no perder lo que es nuestra cultura y que nuestra tradición siga viva”, comenta muy afanado en su trabajo.
Don Juan también destaca que a pesar de la llegada de la tecnología a las comunidades indígenas, ellos no dejan de lado sus propias prácticas tradicionales: “sobre todo nosotros seguimos practicando el trueque, el cambio de producto por otro producto, hacemos cambio hasta por trabajo, es parte de nuestras vivencias culturales de los pueblos Indígenas tenemos que valorar todo las practicas ancestrales de nuestros abuelos”, afirma don Juan, muy seguro de transmitir sus conocimientos a sus nuevas generaciones.