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Bolivia encaminó cuatro Hospitales de Cuarto Nivel y los mismos están paralizados desde noviembre de 2019

Neurocirugías, reemplazos de articulaciones y trasplantes de órganos, son algunos ejemplos de casos complejos que se resuelven en un Hospital de Cuarto Nivel o Instituto Especializado; Bolivia puso en marcha la implementación de cuatro, ellos se encuentran estancados desde noviembre de 2019 luego del golpe de Estado.

Fue uno de los retos en salud del expresidente Evo Morales que inició en 2015 con la presentación del Plan de Hospitales para Bolivia, éste contemplaba la construcción y puesta en marcha de 45 nosocomios: 31 de segundo nivel, 11 de tercer nivel, y cuatro de cuarto nivel con una inversión de casi 1.800 millones de bolivianos.

De los centros de alta complejidad, se proyectó el Instituto Gastroenterológico para ser edificado en la ciudad de La Paz, el Instituto Cardiológico en Tarija, el Instituto Oncológico en Cochabamba, y el Instituto de Nefrología-Neurocirugía en Santa Cruz.

En estos hospitales, como sucede en los países vecinos de Argentina, Chile y Brasil, se forman especialistas y se impulsan investigaciones sobre un área específica de la salud para nuevos tratamientos o técnicas quirúrgicas, entre otros, que en Bolivia se empezaba a forjar para convertirse en un referente regional, señala el exviceministro de Salud, Álvaro Terrazas.

“Muchos proyectos se han paralizado en desmedro de los pacientes”, asegura Terrazas y advierte que desde el “golpe de Estado” en el país, la Agencia de Infraestructura en Salud y Equipamiento Médico (AISEM) —creada para fiscalizar la construcción y suministro de equipos a los nuevos hospitales—cambio cinco veces de director en seis meses. “Esta situación ha paralizado y perjudicado todos los proyectos, incluida las unidades de radio terapia”, añade.

De los cuatro Hospitales de Cuarto Nivel, el único que figura con avance es el Instituto Gastroenterológico en la ciudad de La Paz, con una ejecución física de 4,80% y ejecución financiera de 23,84%, según datos de la AISEM, publicados en su Rendición de Cuentas Inicial 2020.

Para el inicio de la obra el Gobierno boliviano, mediante la AISEM, firmó contrato con la empresa constructora española Makiber S. A., el 19 de julio de 2018 con un financiamiento de 739 millones de bolivianos. La construcción se emplaza en un área de seis hectáreas en inmediaciones de la avenida Zavaleta.

“En Santa Cruz —para el Instituto Nefrourológico-Neurológico—se tenía un avance para la transferencia de terrenos con YPFB Transportes que se encontraba en el Quinto anillo, Avenida Piraí”, indica Terrazas. El proyecto tiene un costo de 1.425.000.000 bolivianos.

En tanto que el Cardiológico en Tarija (1.047.865.000 bolivianos), a ser emplazada en el municipio de San Lorenzo, estaba en proceso de adjudicación, ya contaba con siete hectáreas de terrenos cedido en su totalidad por la comunidad de Rancho Norte. Sin embargo, en febrero de 2019, el alcalde de San Lorenzo, Miguel Ávila, anunció que la obra se licitó a una empresa koreana, según medios locales.

En Cochabamba, el Instituto Oncológico (768.320.000 bolivianos) estaba en proceso de adjudicación de la obra, luego de la resolución de contratos con empresas que no cumplieron con los requisitos.
Los centros de alta complejidad demoran en al menos tres o cuatro años para su construcción y puesta en marcha, muchos de estos debían empezar su construcción el 2019 para ser inaugurados aproximadamente en 2023, indica Terrazas.

Para el exviceministro de Salud, todo está retrasado y espera que el pueblo boliviano tenga la oportunidad de decidir su futuro en salud y se pueda dar continuidad a los proyectos.

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